Cuando me aburro

Hay ocasiones, en que el aburrimiento, se apodera de mí; suele ocurrirme en reuniones de trabajo o comidas interminables, donde concurren poderosas razones y grandes convicciones. Otra de las causas es mi escasa capacidad de prestar atención o mis limitados intereses de los que el interlocutor poca culpa tiene. Es entonces cuando cojo el lápiz y papel,  y lleno páginas de grafito sin sentido ni conexión alguna. La cabeza se va, Alexis desaparece y de vez en cuando, con gesto de aprobación con el cuello o los ojos, asiento y digo «Sí claro, claro está, o…como no» Estas páginas las fecho y las guardo, ya que quizá salga de ahí algo con lo que luego pueda divertirme.
Otras veces el aburrimiento toma forma de plácidas,  largas y calurosas tardes de verano. El tiempo se dilata y es  eterno. Es en estos momentos, cuando me abstraigo y me encanta reproducir los juguetes de mi infancia en madera y pintarlos con espray; a veces son pistolas láser, otras veces son mis amadas Vespas y otras veces gente del barrio.
Imágenes y propuestas visuales alejadas de las prisas, de requerimientos comerciales y tendencias gráficas o estilísticas. Un espacio y un lugar necesario e indispensable en mi proceso creativo.