Carteles, serigrafías, recortes de papel, logos y tipografías, las guardo en la vitrina imaginaria de «Mundo Demodé». Un compendio de elementos visuales, que forman parte de mi memoria gráfica, y a los que les estoy muy agradecido; ya que en algún momento me enseñaron que el buen gusto, y el arte pueden estar a pie de calle; en un aparador, en un cartel expositor, el letrero de un bar o en los sobres de azúcar del café.
Me encanta que estén desactualizados, que la moda les dé igual, que les repateen los proyectos de interiorismo, y que el vulgar marketing se quede en las antípodas de sus intenciones, y que aun así consigan ser lugares únicos y especiales.
Con ellos aprendí lo difícil que es la tipografía, la importancia de jerarquizar la información, la composición visual, y el gusto por el color.
A modo de juego, reproduzco tanto en serigrafía, litografía offset o estarcidos,  carteles, luminosos, tapetes de bar…, usando los mismos recursos técnicos de cuando se crearon,  y las mismas técnicas gráficas.
Me invento nombres de los comercios y hago carteles a modo de dibujante publicitario, que con pocos medios analógicos, ilustra anuncios con Letraset, tramas autoadhesivas, textos mecanografiados, recortes de papel y otros recursos técnicos, ya hoy en desuso.