Todo empezó con un gato bizco

Uno se despista y sin darse cuenta, ocurre que las historias empiezan a crecer, se hacen más precisas, concretas, se les añaden datos, fechas, imágenes,… y finalmente uno termina aceptando como normal la más disparada de las historias.
Todo empezó con una mítica lotería de Barcelona llamada «El Gato Negro»; sus propietarios me encargaron una imagen especial para Navidad. Esto me hizo pensar que hubiera sido divertido, que además el gato hubiera sido bizco. Doble suerte.—tengo debilidad por los gatos estrábicos— Acababa de crear un súper talismán de la fortuna: El Gato Bizco y Negro. Escribí la historia de un gato que era explotado por el dueño de la administración de lotería en la calle Alcalá de Madrid y que lo usaba como reclamo para vender más décimos. Finalmente el gato harto de ser explotado se fue a ofrecer sus servicios al Casino de Lisboa, donde le ofrecieron un trato exquisito y una vida de lujo, a cambio de dejarse acariciar ocasionalmente por la exclusiva jet-set europea y dar así suerte a los  clientes del Casino.
Finalmente imaginé unos carteles que hacían de reclamo en la administración de la calle Alcalá, y por supuesto tuve que estamparlos. Como es habitual con toda esa suerte de recursos tecnológicos tan avanzados con los que cuento para hacer mi obra.